lunes, 25 de enero de 2016

NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA

Pues si, amiguitos y amiguitas, no hay mal que por bien no venga.  O al menos eso debió pensar la madre de Jared Hayams. Resulta que el chaval era un poco trasto. Vivió su adolescencia con el pavo en "tó lo alto". Vamos, con "tó el cangurazo" se dice, ya que este buena gente es australiana.

El caso es que el tipo era un nini (ni estudia ni trabaja) de manual. Todo el día pendiente del móvil, que si partidita a la consola, que si whatsapp, que si twiter. Sus padres no sabían que hacer para encauzarle y estaban a poco de dejarlo por imposible.

Un día cualquiera, un día de esos que son negros en el calendario, un día normal. De esos días que te levantas y piensas, joder que día mas normal... Pues uno de esos, el cartero le hizo entrega a  Jared de su flamante tarjeta de crédito, que su Papi le había encargado al director del banco fechas atrás. Que vale que su hijo era mas vago que el ángel de la guarda de los Kennedy, pero como iba a ir por la calle sin tarjeta, ¿y si se quedaba sin dinero y tenía una urgencia?


Esa misma noche, en un alarde de gracia supina, y rodeado de personas, como mínimo, con el mismo "cangurazo" encima que Jared o más, decidió mostrar su nueva tarjeta y firmarla con "una polla". Bueno, bueno, bueno. Tenías que verlo. Que descojono... Una polla ha puesto, jajajajaj. Has visto, Mich? Una polla, ajjajajjaja.
Lo mas gracioso fue cuando el fulano pretendió pagar las cervezas con la tarjeta y le dijeron que una... , eso, que la tarjeta no era válida. Eso ya fue... Uffff jajjajajaja. Mira el gracioso, además de bobo se ha quedado sin tarjeta y ahora no puede pagar. 

Jared, humillado, se vio en la obligación de llamar a su padre para que fuera a buscarle y ejerciera de paganini de la fiesta de su nene.

Esa noche, no pudo dormir. Sentía vergüenza, enfado, mas vergüenza, y a medida que pasaban los minutos se iba encabronando mas. Tanto fue así que tomó una decisión que le cambiaría la vida. 

A la mañana siguiente, muy seguro él, le dijo a sus padres que iba a denunciar al bar por no dejarle pagar con la tarjeta. De igual forma denunciaría al banco, al cualquier institución que le negara la validez a un documento por el mero hecho de ir firmado con "una polla". Pero no una cualquiera, no. La suya. Quiero decir, su firma de "polla"

Como de todos es sabido, meterte en pleitos sale por un pico, y, aunque nuestros amigos de Melbourne no eran pobres y "nadaban en la ambulancia" (homenaje a Pazos), los padres decidieron no gastar dinero en gilipolleces y no financiar tonterías. Así que Jared se matriculó en Derecho. Y no solo eso. Sacó la carrera y ganó todos los juicios. Hoy, su firma legal es la fue, la que es y la que seguirá siendo mientras así lo desee, "una polla".


Si es que no hay mal que por bien no venga...




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